lunes, 13 de diciembre de 2010

EN EL CINTURÓN DE LA MISERIA

La mañana del miércoles la pasamos visitando cuatro comunidades campesinas en las que sus gentes pasan los días ingeniándoselas para sobrevivir.
En las afueras de Managua, muy cerca del lago Xolotlan, se asienta la comunidad de Chagüite, cuarenta y seis familias asentadas a los márgenes de un camino después de que las lluvias del invierno y las crecidas del lago les hiciera perder sus casas, tierras, ganado e incluso familiares. Con unas cuantas uralitas construyen la que, no saben por cuanto tiempo, será su nueva comunidad, una comunidad "en el camino" sin agua potable ni luz. Cuando comienzas a escuchar el terrible drama que sufren estas personas, cuya situación no se acerca ni de lejos a la vida digna que toda persona se merece, es imposible esconder las lágrimas.
Su problemática es dura, el gobierno ha intentado ayudarles ofreciéndoles un albergue mientras analizaban alternativas para solucionar el problema pero esa no era una solución viable, allí no tenían cabida sus animales, de los cuales viven, por lo que esa solución no se adecuaba a sus necesidades. Se les tendrían que ofrecer nuevas alternativas de supervivencia, nuevos modos de vida que no dependan de la ganadería ni la agricultura. Ellos proponen comprar un terreno al lado de donde se encuentran asentados, parece una solución sencilla, un nuevo lugar próximo a donde han vivido durante toda su vida y donde descansan sus muertos, en el que pueden continuar con el mismo sistema de vida, pero esta no parece ser una solución convincente para el gobierno, que cree que no se solucionaría el problema de forma definitiva pues la zona está aún cerca del lago y las probables crecidas pueden devolverles a la misma situación, sería pan para hoy y hambre para mañana.

Aún no recuperamos nos dirigimos a la comunidad del aceituno, una realidad muy diferente a la anterior. La organización de esta comunidad se basa en la buena gestión de las 40 socias de la cooperativa "Divino Niño", que con ayudas del Estado, como el Bono Patio o el Bono Típico, su trabajo diario y una buena capacitación han conseguido sacar muchos beneficios y ayudarse entre ellos (intercambiándose semillas, pollos...), un bono se extiende a diferentes familias, incluso poseen un fondo con el que ayudar a aquellos que lo necesiten o invertir en nuevos proyectos para la mejora de la producción. La organización en cooperativa les facilita la vida, pudiendo llevar a cabo incluso un proyecto de alfabetización con ayuda del MINED y el apoyo de las cartillas "Yo sí puedo", así siguen su pequeña lucha contra el analfabetismo.

La Curva es el nombre de la tercera comunidad que visitamos, un barrio en el que conviven unas 700 familias, de las cuales sólo un 10% de la población está empleada. Con el esfuerzo de todos han conseguido llevar a cabo diferentes proyectos, como la construcción de una escuela (aún sin terminar) a la que asistan los más pequeños pues la escuela que tienen asignada se encuentra a 2 kilómetros de la comunidad y el traslado es difícil ya que no tienen recursos para costearse el autobús. Su pensamiento se basa en que "sólo el pueblo salva al pueblo" como dice José Ignacio Lazo, coordinador del barrio.

Nos dirigimos a la última comunidad antes de ir a comer, a La Montañita. Nos reciben en la iglesia bautista, que sirve también como escuela y lugar de actos públicos. Unas veinte personas, nos expresan los problemas que afectan a su producción. A pesar de tener una gran extensión de terreno y encontrarse sobre una de las más grandes capas freáticas de toda Centroamérica, tienen falta de agua. No tienen título de propiedad de las tierras, esto no les permite solicitar créditos de ayuda para implementar la producción de sus cultivos. La falta de organización les dificulta solucionar estos problemas, cada uno se las apaña por libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario